Los síntomas del linfedema suele ser los siguientes:
- Sensación de rigidez o pesadez en la extremidad afectada.
- Dolores o molestias.
- Endurecimiento y aumento del grosor de la piel.
- Dificultad para mover la parte del cuerpo afectada.
- Infecciones frecuentes.
El linfedema no suele desarrollarse de forma brusca, por lo que los primeros síntomas pueden ser la sensación de pesadez en el brazo o endurecimiento de algunas zonas del mismo, principalmente de aquellas que soportan una presión como la cara anterior del brazo y la región del codo.
Conocer estos primeros síntomas puede evitar el agravamiento posterior del linfedema, ya que permite instaurar un tratamiento precoz de fisioterapia descongestiva compleja.
Posteriormente se aprecia aumento del diámetro del brazo y, en ocasiones, dolor y dificultad en la movilización.
El aumento del perímetro del brazo conlleva un cambio en la apariencia física al que habrá que adaptarse. Estos cambios pueden afectar negativamente al estado de ánimo y la autopercepción y a la forma de relacionarse con los demás, pudiendo deteriorarse la calidad de vida. De ahí la importancia de acudir al seguimiento que tanto tu oncólogo como tu fisioterapeuta te pauten. El seguimiento fisioterapéutico permitirá realizar un diagnóstico precoz y aplicar el tratamiento de fisioterapia de inmediato, evitando así la evolución del linfedema.