Existen dos tipos de vértigo: Periférico y central
El vértigo periférico se debe a un problema en la parte del oído interno que controla el equilibrio, el laberinto vestibular o canales semicirculares. El problema también puede involucrar al nervio vestibular, que conecta el oído interno y el tronco encefálico. Lo que sucede es que el líquido que está en los canales semicirculares puede seguir moviéndose a pesar de que nuestra cabeza y nuestro cuerpo estén parados. El cerebro entra en conflicto ya que las células pilosas (transmiten el impulso al cerebro si son estimuladas) están transmitiendo el estímulo de estar en movimiento al no detenerse el líquido a pesar de que el cuerpo esté quieto. Este conflicto es lo que causa el vértigo.
El vértigo central se debe a un problema en el cerebro, normalmente en el tronco encefálico o en el cerebelo, donde se integran los estímulos y las respuestas que controlan el equilibrio. Al igual que cualquier otro órgano, el cerebro necesita los nutrientes que están en la sangre para su correcto funcionamiento. Si por algún problema se bloquea el riego sanguíneo que va hacia el cerebro empiezan a fallar los procesos de integración. Cuando esto ocurre en el área del cerebro encargada del equilibrio y en la arteria cerebral es cuando se produce un bloqueo y aparece el vértigo.
Dentro del origen central también están los problemas de la zona cervical. Contracturas de la musculatura del cuello, artrosis o las malas posturas pueden ocasionar por compresión de la arteria una falta de riego y, por tanto, el vértigo.
Otras causas pueden ser: traumáticas, infecciosas, problemas de ATM, problemas de la vista o la ateración del sistema propioceptivo.